El agua salada es un método peligroso para calmar la sed. Por ello la gente desde tiempos remotos llevaba agua potable a bordo en los barcos. Cuando los nazis decidieron experimentar con este agua para hacerla potable, obviamente no quisieron probarla en ellos mismos. Sabiendo que el agua salada podría ser peligrosa si el proceso de desalado no se realizaba correctamente, la probaron con los gitanos que sacaron de sus campos de concentración.
Estos experimentos se realizaron en el campo de concentración de Dachau. Llegó a haber 90 gitanos a los que solo se les dio agua salada, no recibieron otra bebida ni comida, en un estudio realizado por el doctor Hans Eppinger, dejándoles graves secuelas. Acabaron tan deshidratados que lamían desesperadamente el suelo recién fregado con tal de conseguir algo de agua. Muchos de estos prisioneros murieron debido a haber tomado el agua salada.
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